Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo colgabas mi primer dibujo en la nevera e inmediatamente quise hacer otro.
Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo alimentabas a un gato perdido y aprendí que es bueno portarse bien con los animales.
Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo hacías mi pastel favorito y aprendí que las pequeñas cosas pueden ser las más especiales.
Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo preparabas comida y se la llevabas a una amiga enferma y aprendí que tenemos que ayudarnos los unos a los otros.
Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo ofrecías tu dinero y tu tiempo para ayudar a gente que no tenía nada y aprendí que los que tienen algo deben compartir con los que carecen de todo.
Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo me dabas un beso de buenas noches y me sentí querido y seguro.
Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo cuidabas de la casa y de los que vivimos en ella y aprendí que tenemos que cuidar de lo que se nos da.
Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo asumías tus responsabilidades, incluso cuando no te encontrabas bien, y aprendí que cuando fuera mayor, sería responsable.
Cuando pensabas que no te miraba, vi lágrimas en tus ojos y aprendí que a veces las cosas duelen, pero que se puede llorar.
Cuando pensabas que no te miraba, vi cómo te preocupabas por mí y quise llegar a ser todo lo que pudiera ser.
Cuando pensabas que no te miraba, aprendí la mayoría de las lecciones que necesito para ser una persona buena y de provecho.
Cuando pensabas que no te miraba, lo hacía y quería decirte "gracias por todas las cosas que vi cuando pensabas que no te miraba".
Creo que no hay mejor forma de dar unos valores éticos y espirituales a nuetros hijos, que siendo un ejemplo y expresión activa de aquello en lo que creemos. No hay mejor forma de darnos a conocer y que nos conozcan haciendo de nuestra vida un ejemplo de aquello que Somos, de aquello que es nuestra razón de Vida.
5 hermosas citas de "El principito"
Hace 7 años